Dorothea Helen Gray, más conocida como Dorothea Puente, fue una dueña de una casa de huéspedes que pasaría a la historia por lo que hizo para ser condenada a cadena perpetua, nada acorde con su apariencia de tierna abuelita. En su juventud tuvo algún que otro problema. Se casó por primera vez a los 16 años y tuvo dos hijas a las que dio en adopción. Este proceso se repetiría varias veces, llegando a casarse cuatro veces, dando en adopción a 3 niñas y abortando una vez. Gray fue detenida en varias ocasiones por fraude fiscal y administrar un burdel.
Sin embargo, los crímenes que la llevaron a la cadena perpetua no comenzarían hasta 1982 cuando, siendo ya dueña de su casa de huéspedes, mató de sobredosis a una de sus amigas y socia de negocios. Trató de convencer a las autoridades de que se trataba de un suicidio, diciendo que su amiga estaba pasando pro una depresión. Poco después, un jubilado de la pensión llamó a la policía acusando a Dorothea de drogarle y robarle.
Más tarde, Dorothea mató a su nuevo novio y pidió a un amigo que la ayudara a transportar una caja llena de pesados libros a su nuevo hogar. Sin embargo, a mitad del trayecto le pidió a su amigo que se detuviera y volcara todo el contenido en un vertedero, alegando que en realidad solo se trataba de basura. Durante los meses siguientes, Dorothea fue guardándose las pensiones de la víctima mientras decía a su familia que estaba enfermo.
La historia se repetiría una y otra vez. Durante años Dorothea fue manteniéndose a cargo de un hostal de la muerte, en donde engañaba, robaba y asesinaba a sus huéspedes más indefensos. Era especialmente buena aprovechándose de ancianos, personas discapacitadas y exdrogadictos. Su modus operandi era dormir a sus víctimas con pastillas, asfixiarlas y contratar a otras personas para enterrarlos en el jardín de su hostal. Por esto, ese lugar fue conocido como “La casa de los horrores” una vez se hizo público lo que allí había ocurrido.
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